viernes, 4 de diciembre de 2009

Pesimismo creativo

Herb Addo dijo que cuando las cosas históricamente no van bien, todos tenemos razones para ser pesimistas. Pero no en el sentido debilitante de la palabra. Podemos sentir un pesimismo creativo que nos impulse a evaluar la ineficacia, las contradicciones de las doctrinas aceptadas, estrategias, premisas y las finalidades en sí. Me parece que parte de ese optimismo creativo hace falta en nuestro país.

Ciertamente las cosas no van excelentemente bien. Y me parece que necesitamos hacer un intento colectivo por analizar las cosas de la manera más justa y objetiva posible; sabiendo que nadie es 100% objetivo en la vida y que todos tenemos nuestros prejuicios. Las primeras planas de los noticiarios y periódicos se han enfocado en los aspectos que más nos afectan como sociedad: crimen, economía, educación y otros sectores de la sociedad. Sin embargo, me pregunto cuánto de lo que se necesita hacer lo estamos haciendo.

Debemos evaluar la ineficacia de los gobiernos, los gobiernos en general de ambos partidos, en ofrecer los servicios básicos que la sociedad necesita. De la misma manera creo que debemos evaluar la ineficacia con que nosotros como sociedad hemos trabajado nuestros problemas y necesidades. Hemos construido nuestro presente a base de improvisaciones politiqueras que no nos han ayudado a nada. No hemos podido definir ni estatus, ni política económica, ni social, ni siquiera hemos podido mantener una marca de turismo por más de 8 años (ya regresamos a Puerto Rico lo hace mejor).

Como sociedad creo que hemos cometido los mismos errores. No hemos podido quedarnos en un mismo puerto por mucho tiempo, y estamos bailando con el vaivén de las olas. Si esperamos que el gobierno resuelva todos los problemas vamos a tener muchas desilusiones en el camino. No por el gobierno actual, sino por cualquier gobierno. Tenemos que comenzar a dar pasos afirmativos para rescatar a nuestro país de los vientos huracanados que nos azotan.

Somos nosotros como padres, tíos, padrinos, adultos responsables: en fin ciudadanos de Puerto Rico los que tenemos esta responsabilidad. Nuestros niños, la generación de puertorriqueños que está creciendo, está en nuestras manos. En ese aspecto me parece que hay unas áreas que debemos reforzar para poder enderezarnos:
  • Respeto - La cultura del respeto a veces pareciera que se ha esfumado. Creo que nuestra sociedad se ha amedrentado por las denuncias de maltrato que se han multiplicado. Y no quiero dar una falsa impresión, creo firmemente que esas denuncias están justificadas. Sin embargo, siento que a veces los padres no encuentran la manera de infundirle el respeto debido a sus hijos. Los padres son los responsables de la corrección y la educación; somos responsables de corregir: sin corrección no hay respeto.
  • Trabajo - El trabajo honra. Vivimos en un país donde el 60% de la gente no trabaja. ¿Dónde se aprende la cultura del trabajo? El trabajo se aprende en casa. La vida fácil sólo trae malas consecuencias. Trabajo no siempre es igual a remuneración económica. Necesitamos trabajar más. La dependencia del gobierno, producida por un paternalismo gubernamental (una tendencia que sólo nos dirige a pensar que estamos perdidos sin su ayuda) nos ha llevado a sentirnos fracasados cuando los planes gubernamentales fracasan. Si aprendemos que el trabajo honesto es el camino correcto, no tendremos a la cantidad de niños que actualmente ven el negocio de las drogas como un trabajo legítimo.
  • Dios - El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Aunque la sociedad posmoderna quiera decir que los cristianos somos los responsables de algunos males sociales, todos sabemos que no es así. El temor a Dios, la crianza en una iglesia, son fundamentos que no se pierden, al contrario, creo que mejoran la sociedad en que vivimos. No predico la religiosidad, sino la creencia de que le rendimos cuentas a alguien mayor, a Dios.
Por lo tanto creo que necesitamos ser pesimistas creativos. Necesitamos darnos cuenta de las cosas que padecemos para gestar un plan creativo. La esperanza de algo bueno nace cuando nos damos cuenta que las cosas no marchan bien. No hago un llamado a resaltar los males sociales; hago un llamado a no ignorarlos. Cuando hay cosas que hacemos mal no las podemos enterrar, hay que reconocerlas y dedicarles atención. Cuando lo reconocemos y ya, es pesimismo. Cuando actuamos para resolverlo es un pesimismo creativo.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

crímen(es) o-dio(s)

Aunque no querramos admitirlo, nos acostumbramos al crimen. Las noticias de asesinatos nos espantan por un minuto o dos; la angustia sólo nos dura hasta que cambiamos de página y nos topamos con otra noticia. ¿Por qué? Bueno, porque en un país donde los asesinatos se cuentan con "box scores" los fines de semana, donde nos escandalizamos porque pasamos los 800 asesinatos y nos sentimos mejor si fueran 600, la muerte es algo cotidiano.

Y es que la muerte nos toca de cerca todos los días. Pero a veces sufrimos de una hipocresía colectiva que nos permite dolernos más por unos muertos y sentirnos menos mal por otros. Hablar de crímen es hablar de odio. Hablar de asesinatos peor aún. Es completamente entendible porqué en EU se popularizó el término crimen de odio, algo que se pudo haber llamado crimen por ideologías. En PR es igual. Un crimen motivado por razones ideológicas, no debe darse, como tampoco debe pasar un crimen por drogas u otro motivo.

Hemos llegado al punto de clasificar los asesinatos en diversas clases para poder apaciguar nuestra vergüenza ante la realidad de que hemos hecho la muerte el pan nuestro de cada día. Nos sentimos vulnerables si matan a 9 en un mismo día, pero pasamos por alto las muertes cotidianas: si es uno por día es más seguro el país.

Reaccionamos a primeras planas que nos intranquilizan, pero me pregunto si realmente nos quita el sueño la situación de nuestro país. Lo que vivimos no es producto del azar, ni mucho menos es casualidad de la vida. Todo lo que sembramos como país, como país lo cosecharemos. ¿Qué hemos hecho para obtener una sociedad violenta? Me gustaría esbozar varios pensamientos al respecto:
  1. Sembramos baile, botella y baraja - en los últimos 50 años una sociedad adicta al juego, a la bolita, que construía hoteles y turismo a costa de la prostitución, de la droga, del pitorro, del vicio. Nos adormecieron con centros comerciales, con viernes negros para comprar nuestra conciencia y adormecernos con consumerismo.
  2. Sembramos una sociedad que sigue la televisión como su mayor ídolo - Mientras las películas de Hollywood sean soberanas en nuestras casas, la verdadera educación se quedará corta.
  3. Sembramos una educación pobre - nuestro sistema de educación pública ha fracasado en la gestión de formar un país intelectualmente saludable. Las tasas de deserción hablan por sí solas.
  4. Sembramos tolerancia a los vicios - drogas, alcohol, cigarrillos, antidepresivos, y otros los vemos como normales. Incluso la fiesta no comienza si no hay alcohol. Al mismo tiempo hemos desarrollado vicios alimentarios que en muchas ocasiones nos mantienen esclavos de nuestras conductas.
  5. Sembramos una sociedad lejos de Dios - ¿Dónde está Dios en nuestro país? ¿Qué lugar le hemos otorgado? Hemos dejado que Dios se encierre en las iglesias y lo hemos arrestado para nuestros propósitos cuando debiéramos ser nosotros los que caminemos conforme a sus propósitos. Lo separamos del Estado, de las escuelas, de lo privado, de lo público, de las fiestas, del trabajo porque Dios debe estar en un rito, en un culto. Lo sacamos de lo cotidiano y lo encerramos en lo extracurricular. Lo dejamos para los Días de Acción de Gracias, para Navidad, para el Viernes Santo (si no hay que ir para la playa), lo dejamos para las reflexiones antes de una actividad, en fin lo hemos dejado fuera.
Entonces, ¿cómo vamos a tener una sociedad no violenta? Si hemos sembrado lo que estamos cosechando. No hay crímenes de odio. Hay una sociedad que tolera el odio. No hay crímenes horrendos, hay crímenes. Hay falta de Dios. Dejemos de tolerar nuestros vicios. Dejemos de tolerar la violencia que nos asedia. Eduquemos a nuestros niños con una cultura viva, con Dios como norte. Aprendamos de nuestros vicios y rompamos con ellos. En ese momento, cuando aprendamos que ninguna muerte violenta nos dignifica: tendremos menos crímenes, menos odio y más Dios.

lunes, 26 de octubre de 2009

La explosión: un agradecimiento y una crítica

El viernes a las 12:50am pasé uno de los sustos más grandes de mi vida: Llama una amiga a mi esposa hablando de una explosión en Cataño y en menos de un minuto mi hermano me llama con la misma noticia, pero añandiéndole la nota de que mi mamá, residente de Cataño, no contesta. Demás está decir que salté de la cama al instante y (por alguna razón que no entiendo, porque desde mi casa no se ve Cataño) salí afuera a ver si veía algo mientras llamaba a mi mamá. Gracias a Dios mi madre contestó y el susto pasó rápido.
Sin embargo, debo admitir que fui parte de los que se mantuvieron los siguientes tres días escuchando noticias, viendo videos (que todos se parecían, por cierto), esperando conferencias de prensa, escuchando las preguntas repetitivas de la prensa (¿a quién se le ocurre preguntar sobre la bendita investigación con el fuego en su apogeo?), y mirando la gran nube de humo que nos dejaba perplejos a todos.
En medio de todo el tapón, la curiosidad y la tensión que nos hizo esbozar teorías tipo 24, hay que reconocer varias cosas y criticar otras. Mis agradecimientos:

A los bomberos: no tienen nada que envidiarles a los de California.
A la policia: creo que es la primera vez que bloqueando el expreso, la gente los entiende. Su organización fue clave.
Al Superintendente de la Policia: gracias por no sacar conclusiones antes de tiempo.
A los alcaldes penepés: gracias por estar al lado del alcalde de Cataño aún siendo popular.
Al liderato Popular: Gracias por no politiquear con el asunto.
A la prensa: gracias por informar.
Al Gobernador: Gracias por demostrar que tenía control. Creo que si hubiera manejado los despidos con ese control y sensibilidad tendría menos problemas. Creo.
A Dios: por la razón que sea, Gracias porque hoy no lamentamos muertes.


La crítica:

A la compañía CAPECO: Consigan otros asesores de comunicación.
A los sindicatos: Tengo que reconocer que no politiquearon, pero, ¿dónde estaban aunque sea para darle comida a los bomberos y policías? ¿TODO PUERTO RICO POR PUERTO RICO?
Al Pastor Vera: Con mucho respeto le digo lo mismo que a los sindicatos, aunque yo hubiera esperado que parte de su "insurrección pacífica", se manifestara como una mano de ayuda en este momento. Sólo esperaba más de usted.

De todas maneras creo que todo el país actuó con cordura, y como somos nosotros, ahora estaremos compartiendo las fotos, videos y anécdotas apocalípticas del evento. Con los despidos, el paro y la explosión, ya guisarán los cantantes navideños....


jueves, 15 de octubre de 2009

Don Cesan Teado y su Paro(dia)

Llega Don Cesan Teado a la Fábrica Nacional de Paros del País. Buscaba un paro, algo que lo ayudara a salir de su precaria y dificil situación. Se levantó ese día con más ánimos que cualquier otro. En su mente estaba decidido a cambiar su situación y alzar su voz. Así que decidió llegar al único lugar que se concocía para esos fines. Esperó a que lo atendieran. Un empleado apellidado Cato (Luego se supo que le decían Sindi) lo atendió muy amablemente y con ganas de vender. He aquí su conversación.

- Buenos Días. ¿En qué le puedo ayudar?
- Estoy buscando un paro que me ayude.
- Bueno tenemos muchos paros aquí. ¿Qué tipo de paro estaba buscando?
- Uno que defienda a los trabajadores. Algo honesto. No sé. Algo que haga cambiar al gobierno.
- Claro, claro. Bueno casualmente, estamos lanzando un nuevo paro. Estoy seguro que es lo que usted necesita.
- Qué bien! ¿Cuál?
- Bueno es un paro en contra de los grandes intereses, el capitalismo y otras cosas. En otros países ha sido un éxito.
- Mju!? Esteee... Digo, pero eso me ayuda ¿no?
- Ahh usted no tiene idea. Mire, paralizaremos el comercio, dejaremos a los bancos locos y sin idea. De esta manera, usted recuperará el empleo sin duda.
- Pero, bueno. Eso me parece legítimo, e incluso atractivo. Ahora, no se ofenda, pero creo que eso no es lo que estoy buscando.
- ¿Seguro? Mire, yo creo que este paro es de lo mejor que hay. Ahora si usted quiere tenemos una subsidiaria cerca de la universidad que le ofrece paros trepapalos, paros en contra de la madre de los tomates, paros daña-paredes, paros causa-tapones, paros cierra-portones, paros en contra de todo, paros fantasmas y paros encadenadores...
- ¿Qué es eso?
- Eso es para encadenarse a un banco o algo así. Lo bueno de ese es que no necesitas mucha gente. Con tres personas y una cadena paras cualquier sitio. A lo mejor ese es el que usted necesita. Es bueno y barato.
- ¿Y eso me ayuda con mi empleo?
- Ay bendito....
- Eso me parece medio raro, yo no sé. Yo pensaba en una Marcha tipo Gandhi, Martin Luther King o algo así.
- Mmmm... Eso no lo vendemos aquí. Si usted lo que está buscando es un paro que sólo defienda a los empleados, pues no sé. Creo que va a tener que seguir buscando o montarse con la oferta que le estoy ofreciendo.
- Bueno, ya veré. Aquí en este país uno está chavao' por todos lados. Las cosas ya no son como antes. Gracias
- Gracias a usted. Lo veo en el paro.

Don Teado se fue cabizbajo y confundido. Perdió todo el ánimo que la mañana le había ofrecido. Se dio cuenta que las cosas no son como parecen. Que la gente a veces debe luchar por sus derechos sin intermediarios. Que los intermediarios a veces tienen agendas ajenas a las necesidades de los ciudadanos. Que muchas vecen mezclan el discurso A con el B.
Así que se puso la gorra y las gafas, y se fue cantando bajito con una revolución social en su mente...

martes, 29 de septiembre de 2009

Seamos ejemplo

Sin lugar a dudas el momento que estamos viviendo es el más difícil para nuestra generación. Por primera vez vemos de primera mano las situaciones que en otras ocasiones sólo veíamos en televisión. Incertidumbre fiscal, disyuntivas sociales, intentos revolucionarios y otras cosas que hacen que nos sintamos inseguros ante el futuro que se avecina. El país quiere que venga alguien a resolver sus problemas, un héroe, una solución, una panacea: alguien.

No tengo dudas que ese alguien somos nosotros, que estamos llamados a promover a Cristo y la esperanza en medio de la incertidumbre. Sin embargo, me parece pertinente hacer una comparación del momento histórico que vivió Jesús con nuestra realidad. Veamos:

La gente del tiempo de Jesús estaba oprimida por el imperio romano, esparcida en su propia tierra, olvidados por los líderes religiosos y esperando encontrar alguna solución a su problema. Eran tiempos de enfermedad y en algunos casos de hambre. ¿Qué curioso verdad? Saber que no somos los únicos que han vivido momentos de dificultad nos ayuda a ver las cosas diferentes. Veamos los cuatro grupos que nos ayudan a ver las diferentes visiones de país que se presentaban como alternativa.

1. Saduceos y Herodianos - representaban el poder. Eran aliados del gobierno.
2. Fariseos - Eran la ortodoxia religiosa. Eran los legalistas que se creían más santos que los demás.
3. Esenios - Estos eran los abstencionistas. Se alejaron al desierto y se separaron de los problemas.
4. Zelotes - Creían en la revolución armada.

Jesús, llegó ante este panorama a hacer un papel totalmente distinto. ¿Cuál? En Lucas 4:18 nos dice: "El espíritu del Señor está sobre mí. Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, A predicar el año agradable del Señor..."

Es interesante cómo Jesús nos da el ejemplo ante los momentos de crisis sociales: Llevar buenas nuevas, sanar, libertar, y predicar. No nos habla de ser ecos de las malas noticias. En todo caso debemos ser la ruta para los perdidos. Jesús era y es el mayor representante en la historia del pacifismo y la esperanza. ¿Y nosotros? ¿Acaso la gente nos ve como esa alternativa de paz? ¿Seremos los cristianos que otros quieren seguir en momentos de inseguridad? No sé.

Creo que en estos días hay muchos cristianos zelotes: Con sed de venganza. Veo muchos cristianos fariseos: con mucha letra y poca sustancia. Choco con muchos cristianos esenios: Alejados de la sociedad, como si no fuera con ellos. He hablado con algunos cristianos saduceos: atados al poder y desconectados de los de abajo.
Me hace falta ver más a Cristo entre mis hermanos. Me hace falta ver más a Cristo en sus palabras y en sus acciones. ME HACE FALTA VER PACIFICADORES. Me hace falta ver el ejemplo que no damos, las palabras que no decimos, las acciones que no tomamos...

Recapacitemos. Ante los momentos difíciles, necesitamos armarnos de Jesús.

Y tú, ¿Cuál eres?



viernes, 25 de septiembre de 2009

Un Grito de Esperanza

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” Filipenses 2:1-2


Nuestra vida está rodeada de calamidades, pruebas, luchas, tristezas y muchas cosas que no quisiéramos que formaran parte de nuestra realidad. Sin embargo, también la vida tiene muchas cosas, a mi entender más, que son positivas. La realidad es que todos nos hemos visto tentados a caer en la queja viciosa y la negatividad; a resaltar las cosas oscuras que ocurren. La palabra crisis ha sido en los últimos días como una droga a la cual muchos se han hecho viciosos, como excusa para acallar sus miedos. Tenemos que aprender a enfocar nuestras dificultades de una manera positiva. Albert Einstein decía:


“Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno... Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”


La palabra nos dice que nuestra fuerza debe estar concentrada en la tragedia. En el primer capítulo de Filipenses Pablo le explica a sus lectores que no se concentren en las vicisitudes que él está pasando. Nosotros no podemos rendirnos ante la tentación del desánimo. Pablo, en vez de exhortarles a la queja, les exhorta a unirse. La unidad es la respuesta.


La respuesta a los problemas colectivos es la unidad. Dios nos hace un llamado de unidad. Ante las malas noticias que se presentan en nuestro panorama puertorriqueño: unidad. Ante las injusticias: amor. Ante lo que no entendemos: esperanza.


Seamos la luz que nuestro país necesita. No nos hagamos eco de las malas noticias que ya sobran. Eso no construye. Filipenses 2:4 nos dice “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. Eso significa ser revolucionario; sí, en nuestros días preocuparse por todos es ser un revolucionario. Amemos, no sólo a los que entendemos, seamos representantes del amor de Dios con aquellos que no entendemos, con los que nos parecen malos u opositores. Esa revolución, la del amor y la esperanza es la que necesitamos. Procuremos la paz, no paz como tranquilidad, sino como justicia social, amor y tolerancia.


Hace dos días se conmemoraba el Grito de Lares. Yo quiero levantar un Grito de Esperanza: un grito que conduzca a la gente a los pies de Cristo. Un Grito de Esperanza: que la gente vea en nosotros la luz en la oscuridad. Un Grito de Esperanza: que la gente entienda con nuestro testimonio que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. (Rom. 8:18)


Por nuestro país, gritemos. Por nuestros hijos, gritemos. En el nombre de Jesús gritemos. Seamos los profetas de nuestra tierra y no los agoreros del desastre.

martes, 15 de septiembre de 2009

La censura de los censurados


Ok, hablemos de censuras. Claro, roguemos a Dios que las líneas que siguen no sean censurables por aquellos censurados que les encanta censurar aunque no le gusta que los censuren, y que de paso censuran la censura. ¿Cómo? Sí, es que siempre que nos atrevemos a entrar en el campo minado de coartar, amarrar, prohibir, restringir o limitar, hay que tener cuidado. 

La historia nos ha enseñado muchas veces que las prohibiciones son peligrosas, y en muchas ocasiones no llevan a nada productivo.  Ciertamente es mejor educar, definir lo bueno y lo malo, y enseñar a nuestra juventud a discernir entre lo uno y lo otro. Sin embargo, tan peligrosas son las prohibiciones como lo es el libertinaje (que no es lo mismo que libertad y que a menudo se confunde). Entonces, ¿dónde está la raya?, ¿hasta dónde llevamos nuestros parámetros entre nuestras libertades y prohibiciones? 

La literatura que el Departamento de Educación prohibió en estos días, tiene cosas buenas y malas. Como muchas otras cosas. Pero creo que lo que está en discusión en este caso no es el contenido de las obras. Creo que la discusión importante debe girar en torno qué vamos a enseñarle a nuestros jóvenes y en qué momento. La educación debe preparar a los estudiantes para tener pensamiento crítico y tener la capacidad de abordar temas importantes y álgidos que quizás no se toquen en otros foros. No obstante, todos sabemos que no se puede, so pretexto de la educación, exponer antes de tiempo a los estudiantes a algunos temas. 

Los principales medios de comunicación del país han lanzado un ataque en contra del gobierno (y de paso hubo algunos tiros para la iglesia), en contra de la censura.  Es interesante ver cómo los medios editorializan en contra de la censura, sin mirar la propia censura que ejercen ellos. Es cierto que los gobiernos deben tener cuidado cuando censuran, pero ¿qué se censura realmente en este país? Veamos...

10 minutos de reflexión en las escuelas: censurable; tomar en cuenta a los cristianos en la opinión pública (después de todo, ellos son fanáticos): censurable; promover la discusión de la familia: censurable. 

Sin embargo, la censura de la censura sólo es censurable si se censura a los "ilustrados", a los académicos, a "los que saben". Pero callar la voz de la iglesia en los periódicos no es censura, callar la voz de la iglesia en la radio secular no es censura, callar la voz de la iglesia en las esferas legislativas no es censura, es separación de iglesia y estado, libertad de prensa, etc.

Si en pos de la "libertad" y el pensamiento crítico vamos a condenar la censura, entonces ¿por qué cuando la iglesia habla esos mismos grupos hoy "censurados" la tildan de fanática, retrógrada y quieren callar su voz? Eso... ¿no es censura? Juzgue usted.

martes, 1 de septiembre de 2009

Escasez de líderes

En nuestro país las palabras liderato y líder, como muchas otras, han sido desvirtuadas a lo largo de la Historia.

Si a eso le sumamos la división ciega de pensamiento que padece la población puertorriqueña, el problema se torna aún más grave. Los tiempos de los taínos parecen haber desaparecido, pero todos reclaman su cacique para poseer cacicazgos perdidos que no nos llevan a nada.

Sin embargo nuestro pasado no siempre ha sufrido de tales males. Sólo hace falta dar un vistazo a las páginas de nuestros libros de Historia para que encontremos gente que no tuvo que acudir a la demagogia para tener seguidores.

Cabría la oportunidad de encontrar a un representante cameral como José de Diego, un ideólogo que hoy bien podemos estudiarlo como político y como poeta.

Políticos de admirar como Luis Muñoz Rivera, Román Baldorioty de Castro, José Celso Barbosa y la lista se nos haría larga para poder nombrarlos a todos.

El buen liderato en nuestro país no ha sido exclusivo de una ideología en específico. Cabe mencionar que los tres políticos de más renombre en nuestra historia reciente profesaban ideologías distintas. Luis Muñoz Marín, Pedro Albizu Campos y Luis A. Ferré tuvieron la capacidad de mantener seguidores sin tener que reducirse a simplezas y pequeñeces.

Es necesario entonces preguntarse, ¿qué le ha ocurrido a nuestro país? ¿Dónde están los líderes? ¿Qué tienen estos pseudo-líderes que aparecen dirigiendo nuestros destinos?

Es necesario que miremos hacia atrás para no tropezarnos adelante. Nuestro país tiene insignias por todos lados, pero están escasas de contenido.

La diferencia es obvia. Pavas sin cabeza, palmas que no dan frutos, banderas que no ondean, coquíes que no cantan. Ante un país que convulsa, roguemos por una nueva generación, una que se olvide de los cacicazgos y se preocupe por la gente.

Such is life

Ya que en nuestro país la memoria es algo accesorio, sugiero dar un vistazo al pasado para ejercitar nuestra manera de ver el presente. Recientemente un funcionario de gobierno saltó a la fama por expresiones bastante antipáticas al respecto de un proyecto turístico que serviría a los ricos. Sin embargo, ¿estaban ellos inventando la rueda? Veamos…

La visión turística que practicamos hoy es producto de las gestiones modernizadoras de los años 50. Para ese momento los hoteles y la modernización de los puertos eran el paso de avance necesario para saltar al primer mundo. Nadie lo vio mal. La conversión del Viejo San Juan en la meca turística del país, dudo que se haya hecho en conversación con los residentes del lugar.

Los gobiernos tradicionalmente aplican y la gente sigue. Esa es la cucharada que nos han recetado y que nosotros hemos aceptado. Miremos a ver si los desarrollos de la Milla de Oro, los hoteles en las playas, por gobiernos de ambos partidos, han sido en conversación con la gente. No, la gente aprendió a hacer cruces debajo de insignias, a llamar y quejarse en la radio; un contrato social un poco flojo.

Entonces, ¿qué hacemos?¿adónde nos lleva la histeria colectiva de condenar a alguien que es sólo un peón? Ciertamente el hecho de que en el pasado no se hayan hecho las cosas bien no justifica seguir actuando mal. Sugiero balance. Sí, balance para el gobierno: no justifiquen más sus errores y tomen en cuenta a la gente. Balance para nosotros: convirtamos nuestra queja cultural en acciones que produzcan algo más que la queja misma.
Recordemos que nuestro presente es producto de las decisiones de aquellos que en el pasado no pensaron en las consecuencias de sus acciones. Por lo tanto nos toca a nosotros. 

Aunque supongo que como muchos tenemos por costumbre ignorar nuestra conciencia, nos iremos al Viejo San Juan a comer un mantecado de a peso, de la guagüita, nos sentaremos frente a la bahía y miraremos a los turistas que se bajan de los cruceros a comprar cosas caras. ¿Verdad que sí? Such is life…
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