viernes, 4 de diciembre de 2009

Pesimismo creativo

Herb Addo dijo que cuando las cosas históricamente no van bien, todos tenemos razones para ser pesimistas. Pero no en el sentido debilitante de la palabra. Podemos sentir un pesimismo creativo que nos impulse a evaluar la ineficacia, las contradicciones de las doctrinas aceptadas, estrategias, premisas y las finalidades en sí. Me parece que parte de ese optimismo creativo hace falta en nuestro país.

Ciertamente las cosas no van excelentemente bien. Y me parece que necesitamos hacer un intento colectivo por analizar las cosas de la manera más justa y objetiva posible; sabiendo que nadie es 100% objetivo en la vida y que todos tenemos nuestros prejuicios. Las primeras planas de los noticiarios y periódicos se han enfocado en los aspectos que más nos afectan como sociedad: crimen, economía, educación y otros sectores de la sociedad. Sin embargo, me pregunto cuánto de lo que se necesita hacer lo estamos haciendo.

Debemos evaluar la ineficacia de los gobiernos, los gobiernos en general de ambos partidos, en ofrecer los servicios básicos que la sociedad necesita. De la misma manera creo que debemos evaluar la ineficacia con que nosotros como sociedad hemos trabajado nuestros problemas y necesidades. Hemos construido nuestro presente a base de improvisaciones politiqueras que no nos han ayudado a nada. No hemos podido definir ni estatus, ni política económica, ni social, ni siquiera hemos podido mantener una marca de turismo por más de 8 años (ya regresamos a Puerto Rico lo hace mejor).

Como sociedad creo que hemos cometido los mismos errores. No hemos podido quedarnos en un mismo puerto por mucho tiempo, y estamos bailando con el vaivén de las olas. Si esperamos que el gobierno resuelva todos los problemas vamos a tener muchas desilusiones en el camino. No por el gobierno actual, sino por cualquier gobierno. Tenemos que comenzar a dar pasos afirmativos para rescatar a nuestro país de los vientos huracanados que nos azotan.

Somos nosotros como padres, tíos, padrinos, adultos responsables: en fin ciudadanos de Puerto Rico los que tenemos esta responsabilidad. Nuestros niños, la generación de puertorriqueños que está creciendo, está en nuestras manos. En ese aspecto me parece que hay unas áreas que debemos reforzar para poder enderezarnos:
  • Respeto - La cultura del respeto a veces pareciera que se ha esfumado. Creo que nuestra sociedad se ha amedrentado por las denuncias de maltrato que se han multiplicado. Y no quiero dar una falsa impresión, creo firmemente que esas denuncias están justificadas. Sin embargo, siento que a veces los padres no encuentran la manera de infundirle el respeto debido a sus hijos. Los padres son los responsables de la corrección y la educación; somos responsables de corregir: sin corrección no hay respeto.
  • Trabajo - El trabajo honra. Vivimos en un país donde el 60% de la gente no trabaja. ¿Dónde se aprende la cultura del trabajo? El trabajo se aprende en casa. La vida fácil sólo trae malas consecuencias. Trabajo no siempre es igual a remuneración económica. Necesitamos trabajar más. La dependencia del gobierno, producida por un paternalismo gubernamental (una tendencia que sólo nos dirige a pensar que estamos perdidos sin su ayuda) nos ha llevado a sentirnos fracasados cuando los planes gubernamentales fracasan. Si aprendemos que el trabajo honesto es el camino correcto, no tendremos a la cantidad de niños que actualmente ven el negocio de las drogas como un trabajo legítimo.
  • Dios - El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Aunque la sociedad posmoderna quiera decir que los cristianos somos los responsables de algunos males sociales, todos sabemos que no es así. El temor a Dios, la crianza en una iglesia, son fundamentos que no se pierden, al contrario, creo que mejoran la sociedad en que vivimos. No predico la religiosidad, sino la creencia de que le rendimos cuentas a alguien mayor, a Dios.
Por lo tanto creo que necesitamos ser pesimistas creativos. Necesitamos darnos cuenta de las cosas que padecemos para gestar un plan creativo. La esperanza de algo bueno nace cuando nos damos cuenta que las cosas no marchan bien. No hago un llamado a resaltar los males sociales; hago un llamado a no ignorarlos. Cuando hay cosas que hacemos mal no las podemos enterrar, hay que reconocerlas y dedicarles atención. Cuando lo reconocemos y ya, es pesimismo. Cuando actuamos para resolverlo es un pesimismo creativo.

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