viernes, 23 de julio de 2010

La Cápsula del mal ejemplo

La noticia no era que estaba prófugo y lo encontraron. La noticia no eran los crímenes que había cometido; ni siquiera las personas que habían sido afectadas por su manejo efectivo del narcotráfico. No fueron sus posibles asesinatos ni manejos turbios de la ley. Cuando arrestaron al famoso prófugo Junior Cápsula se convirtió en noticia su cambio de imagen tipo Hollywood, sus diferentes mujeres, sus vídeos pornográficos con ellas y su poder económico en el Caribe. Los programas de chismes lo reseñaron como a cualquier otro artista. De repente esta semana no parece tan malo ser narcotraficante, y ante la falta de modelos a seguir, Puerto Rico se tragó la cápsula del mal ejemplo.

Las sociedades crean los héroes que quieren seguir de acuerdo a la escala de valores que están dispuestos a vivir. Los modelos son los ejemplos que los niños decidirán seguir y para bien o para mal, serán los que definan el país que tendremos. La manera en que se ha presentado la figura de Junior Cápsula ante la sociedad destapa la escasez de buenos ejemplos y presenta un reto a los que queremos dejar un buen legado a nuestros hijos.

Hemos sufrido como sociedad un decaimiento en el concepto de figura pública. La clase política nos produce vergüenza las más veces, y vivimos sólo de lo que puedan hacer nuestros deportistas y mises, dejando a un lado todas las otras historias de éxito que quedan escondidas.

¿Hasta dónde vamos a llegar con el relajo colectivo de otorgarle las primeras planas a los Junior Cápsula, Coquito, Angelo Millones y otros como si fueran figuras del espectáculo? Esos son figuras criminales y no deben ser presentados como lo que no son. Los Robin Hood no existen en la realidad y no debemos crearlos. ¿Cuántas primeras planas se le otorgan a jóvenes exitosos en la administración de empresas o en los estudios? ¿Cuántos discursos de graduación ejemplares habremos tenido en nuestras escuelas sin que salgan a la luz?

Dejemos de tragarnos la cápsula del mal ejemplo y volvamos a presentar cosas que valgan la pena. Ejemplos dignos de seguir para construir una sociedad saludable.

viernes, 16 de julio de 2010

Mayagüez 2010 ¿somos todos?

Mañana comienzan los Juegos Centroamericanos y del Caribe en la ciudad de Mayagüez y con esto comienza la fiesta deportiva con todas las emociones que eso implica. Sin embargo me llama la atención el lema utlizado por los organizadores del evento en donde hacen incapié en que Mayagüez 2010 "somos todos".

Ciertamente ese sentido de solidaridad en donde el país se une tras una meta es encomiable y nos invita a reflexionar sobre lo que es nuestra realidad. Me parece, no obstante, que lo que vivimos constantemente no nos refleja ese sentido de unidad. Cuando mañana se encienda el pebetero ¿seremos todos o estaremos divididos otra vez?

El presidente del Comité Olímpico David Bernier invitó hace unos días a un tregua, donde sugería que cada bando político del país, y ante los continuos incidentes entre policías y manifestantes, abandonaran por dos semanas sus diferencias y que las reanudaran luego. Creo que Puerto Rico necesita más que eso. Creo que una tregua no es suficiente. Necesitamos un sentido de país. Un pensamiento en el cual entendamos que en realidad somos todos.

Lo que le pasa a un puertorriqueño me pasa a mí también. Si Puerto Rico somos todos, entonces un policía no le daría macanazos a los manifestantes y estos no le lanzarían verjas a la policía. Si somos todos nos preocuparía lo que pasa con la criminalidad en el país y trataríamos de hacer algo para resolverla, algo más que quejarnos. Si somos todos intentaríamos educar a nuestros hijos hacia la solidaridad y no hacia la indiferencia o el egoísmo.

No sé si Mayagüez 2010 somos todos, pero Puerto Rico somos todos. No quiero pensar que las alegrías que nos traigan nuestros atletas serán las únicas que podamos vivir en nuestro calamitoso presente. Estoy seguro que tenemos la capacidad de abordar nuestras diferencias como gente decente y con altura para poder tener un mejor país.

Quizás cuando tengamos esa capacidad desarrollada, cuando nuestros líderes y opositores se enfrenten a los problemas con la dignidad que hace falta, tal vez podamos sonreir y gritar fuerte: "Puerto Rico somos todos".
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