- Respeto - La cultura del respeto a veces pareciera que se ha esfumado. Creo que nuestra sociedad se ha amedrentado por las denuncias de maltrato que se han multiplicado. Y no quiero dar una falsa impresión, creo firmemente que esas denuncias están justificadas. Sin embargo, siento que a veces los padres no encuentran la manera de infundirle el respeto debido a sus hijos. Los padres son los responsables de la corrección y la educación; somos responsables de corregir: sin corrección no hay respeto.
- Trabajo - El trabajo honra. Vivimos en un país donde el 60% de la gente no trabaja. ¿Dónde se aprende la cultura del trabajo? El trabajo se aprende en casa. La vida fácil sólo trae malas consecuencias. Trabajo no siempre es igual a remuneración económica. Necesitamos trabajar más. La dependencia del gobierno, producida por un paternalismo gubernamental (una tendencia que sólo nos dirige a pensar que estamos perdidos sin su ayuda) nos ha llevado a sentirnos fracasados cuando los planes gubernamentales fracasan. Si aprendemos que el trabajo honesto es el camino correcto, no tendremos a la cantidad de niños que actualmente ven el negocio de las drogas como un trabajo legítimo.
- Dios - El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Aunque la sociedad posmoderna quiera decir que los cristianos somos los responsables de algunos males sociales, todos sabemos que no es así. El temor a Dios, la crianza en una iglesia, son fundamentos que no se pierden, al contrario, creo que mejoran la sociedad en que vivimos. No predico la religiosidad, sino la creencia de que le rendimos cuentas a alguien mayor, a Dios.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Pesimismo creativo


miércoles, 18 de noviembre de 2009
crímen(es) o-dio(s)
- Sembramos baile, botella y baraja - en los últimos 50 años una sociedad adicta al juego, a la bolita, que construía hoteles y turismo a costa de la prostitución, de la droga, del pitorro, del vicio. Nos adormecieron con centros comerciales, con viernes negros para comprar nuestra conciencia y adormecernos con consumerismo.
- Sembramos una sociedad que sigue la televisión como su mayor ídolo - Mientras las películas de Hollywood sean soberanas en nuestras casas, la verdadera educación se quedará corta.
- Sembramos una educación pobre - nuestro sistema de educación pública ha fracasado en la gestión de formar un país intelectualmente saludable. Las tasas de deserción hablan por sí solas.
- Sembramos tolerancia a los vicios - drogas, alcohol, cigarrillos, antidepresivos, y otros los vemos como normales. Incluso la fiesta no comienza si no hay alcohol. Al mismo tiempo hemos desarrollado vicios alimentarios que en muchas ocasiones nos mantienen esclavos de nuestras conductas.
- Sembramos una sociedad lejos de Dios - ¿Dónde está Dios en nuestro país? ¿Qué lugar le hemos otorgado? Hemos dejado que Dios se encierre en las iglesias y lo hemos arrestado para nuestros propósitos cuando debiéramos ser nosotros los que caminemos conforme a sus propósitos. Lo separamos del Estado, de las escuelas, de lo privado, de lo público, de las fiestas, del trabajo porque Dios debe estar en un rito, en un culto. Lo sacamos de lo cotidiano y lo encerramos en lo extracurricular. Lo dejamos para los Días de Acción de Gracias, para Navidad, para el Viernes Santo (si no hay que ir para la playa), lo dejamos para las reflexiones antes de una actividad, en fin lo hemos dejado fuera.


lunes, 26 de octubre de 2009
La explosión: un agradecimiento y una crítica


jueves, 15 de octubre de 2009
Don Cesan Teado y su Paro(dia)
- Buenos Días. ¿En qué le puedo ayudar?
- Estoy buscando un paro que me ayude.
- Bueno tenemos muchos paros aquí. ¿Qué tipo de paro estaba buscando?
- Uno que defienda a los trabajadores. Algo honesto. No sé. Algo que haga cambiar al gobierno.
- Claro, claro. Bueno casualmente, estamos lanzando un nuevo paro. Estoy seguro que es lo que usted necesita.
- Qué bien! ¿Cuál?
- Bueno es un paro en contra de los grandes intereses, el capitalismo y otras cosas. En otros países ha sido un éxito.
- Mju!? Esteee... Digo, pero eso me ayuda ¿no?
- Ahh usted no tiene idea. Mire, paralizaremos el comercio, dejaremos a los bancos locos y sin idea. De esta manera, usted recuperará el empleo sin duda.
- Pero, bueno. Eso me parece legítimo, e incluso atractivo. Ahora, no se ofenda, pero creo que eso no es lo que estoy buscando.
- ¿Seguro? Mire, yo creo que este paro es de lo mejor que hay. Ahora si usted quiere tenemos una subsidiaria cerca de la universidad que le ofrece paros trepapalos, paros en contra de la madre de los tomates, paros daña-paredes, paros causa-tapones, paros cierra-portones, paros en contra de todo, paros fantasmas y paros encadenadores...
- ¿Qué es eso?
- Eso es para encadenarse a un banco o algo así. Lo bueno de ese es que no necesitas mucha gente. Con tres personas y una cadena paras cualquier sitio. A lo mejor ese es el que usted necesita. Es bueno y barato.
- ¿Y eso me ayuda con mi empleo?
- Ay bendito....
- Eso me parece medio raro, yo no sé. Yo pensaba en una Marcha tipo Gandhi, Martin Luther King o algo así.
- Mmmm... Eso no lo vendemos aquí. Si usted lo que está buscando es un paro que sólo defienda a los empleados, pues no sé. Creo que va a tener que seguir buscando o montarse con la oferta que le estoy ofreciendo.
- Bueno, ya veré. Aquí en este país uno está chavao' por todos lados. Las cosas ya no son como antes. Gracias
- Gracias a usted. Lo veo en el paro.
Don Teado se fue cabizbajo y confundido. Perdió todo el ánimo que la mañana le había ofrecido. Se dio cuenta que las cosas no son como parecen. Que la gente a veces debe luchar por sus derechos sin intermediarios. Que los intermediarios a veces tienen agendas ajenas a las necesidades de los ciudadanos. Que muchas vecen mezclan el discurso A con el B.
Así que se puso la gorra y las gafas, y se fue cantando bajito con una revolución social en su mente...


martes, 29 de septiembre de 2009
Seamos ejemplo


viernes, 25 de septiembre de 2009
Un Grito de Esperanza
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” Filipenses 2:1-2
Nuestra vida está rodeada de calamidades, pruebas, luchas, tristezas y muchas cosas que no quisiéramos que formaran parte de nuestra realidad. Sin embargo, también la vida tiene muchas cosas, a mi entender más, que son positivas. La realidad es que todos nos hemos visto tentados a caer en la queja viciosa y la negatividad; a resaltar las cosas oscuras que ocurren. La palabra crisis ha sido en los últimos días como una droga a la cual muchos se han hecho viciosos, como excusa para acallar sus miedos. Tenemos que aprender a enfocar nuestras dificultades de una manera positiva. Albert Einstein decía:
“Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno... Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
La palabra nos dice que nuestra fuerza debe estar concentrada en la tragedia. En el primer capítulo de Filipenses Pablo le explica a sus lectores que no se concentren en las vicisitudes que él está pasando. Nosotros no podemos rendirnos ante la tentación del desánimo. Pablo, en vez de exhortarles a la queja, les exhorta a unirse. La unidad es la respuesta.
La respuesta a los problemas colectivos es la unidad. Dios nos hace un llamado de unidad. Ante las malas noticias que se presentan en nuestro panorama puertorriqueño: unidad. Ante las injusticias: amor. Ante lo que no entendemos: esperanza.
Seamos la luz que nuestro país necesita. No nos hagamos eco de las malas noticias que ya sobran. Eso no construye. Filipenses 2:4 nos dice “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. Eso significa ser revolucionario; sí, en nuestros días preocuparse por todos es ser un revolucionario. Amemos, no sólo a los que entendemos, seamos representantes del amor de Dios con aquellos que no entendemos, con los que nos parecen malos u opositores. Esa revolución, la del amor y la esperanza es la que necesitamos. Procuremos la paz, no paz como tranquilidad, sino como justicia social, amor y tolerancia.
Hace dos días se conmemoraba el Grito de Lares. Yo quiero levantar un Grito de Esperanza: un grito que conduzca a la gente a los pies de Cristo. Un Grito de Esperanza: que la gente vea en nosotros la luz en la oscuridad. Un Grito de Esperanza: que la gente entienda con nuestro testimonio que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. (Rom. 8:18)
Por nuestro país, gritemos. Por nuestros hijos, gritemos. En el nombre de Jesús gritemos. Seamos los profetas de nuestra tierra y no los agoreros del desastre.


martes, 15 de septiembre de 2009
La censura de los censurados

Ok, hablemos de censuras. Claro, roguemos a Dios que las líneas que siguen no sean censurables por aquellos censurados que les encanta censurar aunque no le gusta que los censuren, y que de paso censuran la censura. ¿Cómo? Sí, es que siempre que nos atrevemos a entrar en el campo minado de coartar, amarrar, prohibir, restringir o limitar, hay que tener cuidado.


martes, 1 de septiembre de 2009
Escasez de líderes
Si a eso le sumamos la división ciega de pensamiento que padece la población puertorriqueña, el problema se torna aún más grave. Los tiempos de los taínos parecen haber desaparecido, pero todos reclaman su cacique para poseer cacicazgos perdidos que no nos llevan a nada.
Sin embargo nuestro pasado no siempre ha sufrido de tales males. Sólo hace falta dar un vistazo a las páginas de nuestros libros de Historia para que encontremos gente que no tuvo que acudir a la demagogia para tener seguidores.
Cabría la oportunidad de encontrar a un representante cameral como José de Diego, un ideólogo que hoy bien podemos estudiarlo como político y como poeta.
Políticos de admirar como Luis Muñoz Rivera, Román Baldorioty de Castro, José Celso Barbosa y la lista se nos haría larga para poder nombrarlos a todos.
El buen liderato en nuestro país no ha sido exclusivo de una ideología en específico. Cabe mencionar que los tres políticos de más renombre en nuestra historia reciente profesaban ideologías distintas. Luis Muñoz Marín, Pedro Albizu Campos y Luis A. Ferré tuvieron la capacidad de mantener seguidores sin tener que reducirse a simplezas y pequeñeces.
Es necesario entonces preguntarse, ¿qué le ha ocurrido a nuestro país? ¿Dónde están los líderes? ¿Qué tienen estos pseudo-líderes que aparecen dirigiendo nuestros destinos?
Es necesario que miremos hacia atrás para no tropezarnos adelante. Nuestro país tiene insignias por todos lados, pero están escasas de contenido.
La diferencia es obvia. Pavas sin cabeza, palmas que no dan frutos, banderas que no ondean, coquíes que no cantan. Ante un país que convulsa, roguemos por una nueva generación, una que se olvide de los cacicazgos y se preocupe por la gente.


Such is life
La visión turística que practicamos hoy es producto de las gestiones modernizadoras de los años 50. Para ese momento los hoteles y la modernización de los puertos eran el paso de avance necesario para saltar al primer mundo. Nadie lo vio mal. La conversión del Viejo San Juan en la meca turística del país, dudo que se haya hecho en conversación con los residentes del lugar.
Los gobiernos tradicionalmente aplican y la gente sigue. Esa es la cucharada que nos han recetado y que nosotros hemos aceptado. Miremos a ver si los desarrollos de la Milla de Oro, los hoteles en las playas, por gobiernos de ambos partidos, han sido en conversación con la gente. No, la gente aprendió a hacer cruces debajo de insignias, a llamar y quejarse en la radio; un contrato social un poco flojo.
Entonces, ¿qué hacemos?¿adónde nos lleva la histeria colectiva de condenar a alguien que es sólo un peón? Ciertamente el hecho de que en el pasado no se hayan hecho las cosas bien no justifica seguir actuando mal. Sugiero balance. Sí, balance para el gobierno: no justifiquen más sus errores y tomen en cuenta a la gente. Balance para nosotros: convirtamos nuestra queja cultural en acciones que produzcan algo más que la queja misma.
Recordemos que nuestro presente es producto de las decisiones de aquellos que en el pasado no pensaron en las consecuencias de sus acciones. Por lo tanto nos toca a nosotros.
Aunque supongo que como muchos tenemos por costumbre ignorar nuestra conciencia, nos iremos al Viejo San Juan a comer un mantecado de a peso, de la guagüita, nos sentaremos frente a la bahía y miraremos a los turistas que se bajan de los cruceros a comprar cosas caras. ¿Verdad que sí? Such is life…

