viernes, 20 de mayo de 2011

A un año de ver la vida

Un año. Fue hace un año, un 20 de mayo de 2010, que tuve el privilegio de ver venir a este mundo a mi hijo Jarek. Mi esposa y yo éramos felices, pero Jarek multiplicó esa felicidad al máximo. Nuestro rubio pequeñín, sonriente y siempre simpático, transformó nuestras vidas en otra. Hace seis meses, cuando escribí Mi hijo: herencia de Dios decía que Dios nos visitó cuando nos dejó a Jarek. Hoy, mi corazón está agradecido por un año de una aventura maravillosa.

Hoy mi casa está llena de pasitos ligeros, de risas y muchas sílabas alocadas que sólo pueden culminar en abrazos y sonrisas. Este año me ha hecho ver la vida en su máxima expresión; he visto el amor como nunca antes. Este año he visto a mi esposa definir lo que es ser madre. No creo que yo hubiera podido hacer la mitad de los sacrificios que hizo ella para que Jarek creciera bien. Siempre la he amado, hoy la amo y la respeto mucho más.

Mi casa está llena de alegría. No importa cómo terminó el día anterior, mi día siempre comienza con una sonrisa de Jarek, con un ánimo incansable de jugar que me recuerda que siempre hay esperanza. Hay esperanza. Mientras mi hijo tenga vida, mientras porte alegría hay esperanza. Mi vida ha cobrado más sentido desde que él llegó.

Hoy estoy a un año de haber visto llegar la vida. A un año de haber visto a mi esposa entregar todo por él. Un año de algunas preocupaciones y muchas felicidades. ¡Gloria a Dios! ¡Que viva mi familia! ¡Que viva mi esposa! ¡Que viva Jarek! ¡Que vengan más...!

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