lunes, 2 de mayo de 2011

Bin Laden y la "des-justicia" de la guerra

Cuando en el 2006 las cámaras del mundo captaron el ahorcamiento de Saddam Hussein, fueron muchos los que pensaron que la guerra que tanta polémica atrajo terminaría. La verdad cinco años después es que hay más guerra y mayor destrucción en el Medio Oriente que antes. Son muchos los que esperaban con ansias el día de la venganza estadounidense por los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001. Hoy, la celebración nacional por la muerte de un hombre nos muestra que vivimos en una cultura que glorifica la muerte como medio de justicia.

Si la injusticia tiene su clímax en la muerte y la justicia glorifica la muerte como su medio, ¿cuál es la diferencia entre ambas? El dolor causado por Al Qaeda en el 2001 provoca la sed de venganza, y no de justicia, de todas las víctimas. Justicia no es lo mismo que venganza. La venganza mueve una des-justicia que sólo da pie a mayores muertes. La sed de venganza es la que ha provocado que mueran miles de personas en una Guerra que se ha salido de proporciones. Jóvenes estadounidenses y latinoamericanos han salido a batallar a una guerra que no es de ellos y donde ellos son parte de las víctimas. Miles de civiles iraquíes, afganos, paquistaníes y de otras nacionalidades han tenido que sufrir la imprudencia de sus líderes y la sed de venganza de los occidentales.

Si se tratara de justicia podrían intervenir en países como Haití, India, China, Corea del Norte, varios países africanos y otros sectores del mundo que sufren diariamente las injusticias de algún tirano. Sin embargo se trata de una des-justicia, una justicia basada en el petróleo. Una justicia basada en el dinero que trae la intervención militar. Mientras muchos celebran la muerte de un hombre, otros se preparan para recrudecer una guerra que parece que no tiene fin.

Como Cristiano, no me puede alegrar la muerte violenta de un hombre que, aunque hizo mucho mal, era un hombre. La humanidad se destruye con la venganza. El cristiano que celebra la muerte de Bin Laden no entendió el sacrificio de Cristo, que pudiendo matarlos a todos, decidió morir por sus enemigos. ¿Será nuestra sed de venganza más grande que nuestra sed de perdón? ¿Habrá hoy más tranquilidad en el mundo que ayer? Estoy seguro que no. Estoy seguro que la Guerra traerá más guerra. Estoy seguro que como hemos visto perecer a Hussein y a Bin Laden, veremos a Gadaffi y a otros enemigos de Occidente perecer de la misma forma. Entonces, como sociedad nos alegraremos por su muerte hasta que venga la próxima, y vivamos en el mundo del ojo por ojo que profetizó Gandhi, un mundo ciego.

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